Retiros para el Alma: un instrumento de sanidad.
Hola querido lector, soy Marlo Losada, un indigno servidor de Dios. Esta es la primera vez que escribo en un blog, y pues, es de mucha alegría hacerlo para el blog de este proyecto que Dios me ha encomendado, al menos eso es lo yo he ido atesorando en mi corazón.
Retiros para el Alma, nace de un comentario. Desde el año 2020 y 2021 trabajé como director pastoral de la Casa de Oración Jesús Eucaristía. Había allí, y aún está, una pastoral para jóvenes llamada JUANCA (Juventud Antioqueña Carismática), y ocasionalmente invitaba a un gran amigo, Felipe. Y en el afán de buscar nuevas estrategias de evangelización para atraer a más jóvenes, le pregunté sobre cuál podría ser esa acción asertiva de la que me podría servir, y él sin vacilar me respondió: RETIROS. Esto, esto quedó retumbando en mi mente, en mi corazón, en mis silencios.
Para noviembre del 2021, en el discernimiento que el Señor me había permitido, por los signos que veía, supuse que ya no iba a seguir en el cargo de director pastoral, por lo que le inyecté un poco más de fuerza a pensar en qué seguía para mi vida. Así pues, aumenté mi oración delante del Santísimo, y empecé a compartir el deseo de hacer retiros con algunos amigos, ya sea para la casa de oración, o como laico.
Efectivamente, el 31 de diciembre del 2021 me entregan la famosa carta del «ha sido» debido a la falta de presupuesto para sostener mi cargo. Ese día, en la tarde, llegó a mí una extraña sensación, era como un impulso, un fuego, unas alas, creo que era eso, me habían nacido alas, alas espirituales y quería volar tan alto como fuera posible, tan lejos como Dios soñara, sentía que Dios me estaba encargando una nueva misión.
Divagué en el centro de Medellín, con mi guitarra al hombro, pensando y orando, aunque sí con un poco de temor porque ya no iba a tener una «entradita segura», pero eso no me preocupaba tanto, era más el fuego que quemaba en mi interior que el miedo de ya no tener un poco de seguridad económica,
Al siguiente día, 1ro de enero de 2022, de camino hacia San Félix, un corregimiento cerca a Medellín, entró a mí ese impulso de crear algo nuevo, algo de algo que seguía retumbando en mi alma: RETIROS. Entre los movimientos que da ese pequeño micro bus, y evitando marearme al escribir en las notas de mi celular, Dios suscitó un boceto de lo que después sería Retiros para el Alma.
Era consciente que no podía actual solo, e invité a construir esta moción del Espíritu al mismo que había provocado todo esto: Felipe. Le escribí y le dije que nos reuniéramos cuanto antes. El 3 de enero nos encontramos en un apartamento en Boston, Medellín, y comiendo buñuelos y un delicioso café, y claro, en oración, establecimos las bases de este hermoso proyecto que ya ha servido a tantos hijos de Dios.
El primer retiro con el que iniciamos fue uno de sanación, alrededor de 67 personas acudieron y fue una completa locura lo que Dios hizo en tan solo un día. Desde entonces, cada retiro ha tenido ese sello de sanidad. Como dice mi amigo Felipe, donde hay conciencia, hay sanidad, y por medio de la metodología experiencial, muchos han sido conscientes y han decidido entregarle sus heridas al único capaz de sanarlas: Jesucristo.
En mi corazón hay un sentimiento profundo de agradecimiento, pues Dios, ha sostenido este proyecto y lo ha ido alimentando con su Espíritu, y he sido feliz administrándolo. Hasta que Dios me lo encargue, hasta que Dios lo permita, hasta ese día, seguiré entregándolo todo por llevar su Presencia por medio de Retiros para el Alma.
Ahora Felipe tiene un nuevo llamado, un nuevo proyecto, y aunque ya no trabajemos en la misma barca, ambos seguimos pescando para el mismo Dios.
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